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Mariana Pajón le da el tercer oro a Colombia en los Juegos Olímpicos

Con autoridad de principio a fin, la colombiana Mariana Pajón ganó la medalla de oro en la competencia de BMX en Río de Janeiro y redondeó la participación más exitosa de su país en unos Juegos Olímpicos.

Pajón sumó su segundo título olímpico consecutivo, tras coronarse hace cuatro años en Londres. La venezolana Stefany Hernández llegó tercera y se quedó con el bronce, detrás de la estadounidense Alise Post.

Pajón, actual campeona mundial, tuvo el tiempo más rápido en la etapa preliminar y ganó todas sus series semifinales.

Colombia sumas tres medallas de oro en Río, contando el título de Caterine Ibargüen en el salto triple y el de Oscar Figueroa en el levantamiento de pesas. La mejor actuación del país era de un solo oro, en Londres 2012 y Sidney 2000.

De nuevo, oro y bronce para Colombia, en el BMX olímpico

Era su día esperado. Toda Colombia estaba expectante. En la pista, unos dos mil compatriotas soportaron el inclemente sol por varias horas. Siempre la apoyaron. Siempre gritaron. Se emocionaron en cada pedalazo. En cada giro de las ruedas, hasta el último. Hasta que cruzó primera para reclamar la medalla de oro. La segunda personal. La tercera colombiana en Río-2016. La quinta de la historia. Después, la octava medalla en Río para el país. Un bronce que repitió la película de Londres.

Luego de 19 días de competencias en los Juegos Olímpicos Río-2016. Colombia disfrutó de la alegría de Óscar Figueroa, las hazañas de Yuberjén Martínez e Ingrit Valencia, la seguridad de Yuri Alvear, la sonrisa de Caterine Ibargüen y sufrió las tristezas de Jackeline Rentería, Fernando Gaviria y Óscar Muñoz, hasta que llegó el día de Mariana. El día más esperado. A, y el de Carlos también.

El horario no podía ser el mejor. La 1:00 de la tarde, con semifinales previas desde las 11:00 de la mañana. La hora del almuerzo. Todos podían ver a la antioqueña. En las casas, en los trabajos, en los centros comerciales, por las calles o donde fuera. Toda Colombia estaba expectante por ver a Mariana. Por sentir el orgullo que genera un triunfo de este tamaño. Es cuando más orgullosos nos podemos sentir los colombianos.

Y más aún en la pista, en la tribuna, con una temperatura ambiente superior a los 30 grados centígrados, que se pintó de amarillo, azul y rojo para alentar a la colombiana, a la mejor del mundo, a la favorita al título. Los embajadores colombianos en la tribuna se hicieron sentir. Eran mayoría y así lo demostraron en cada pedalazo de Mariana. Y también de Oquendo y Ramírez.

El primer anuncio de Mariana fue a las 11:00 de la mañana. Salió en un grupo de ocho. Otras siete buscaban un sueño. Más bien quería derrotar a la colombiana. Ella era la referente, el punto de mirada de aficionados, pero sobre todo de las rivales. Y así fue. Fue la referencia, pero no ella, la rueda de atrás de su bici; número 100, la que sus rivales empezaron a ver en cada serie.

Ganó las tres ‘mangas’ de las semifinales. En la primera sobrada para tomar confianza. En la segunda por fotofinish con la estadounidense Alice Post para ponerle emoción. Y en la tercera de nuevo con amplia diferencia. Sumó tres puntos en la semifinal y se clasificó primera para la final, con una particularidad, así como Caterine Ibargüen no tuvo a Olga Saladukha en la final del triple salto, Mariana no tuvo a Caroline Buchanan en la disputa por el oro.

A la 1:00 de la tarde en punto de Colombia. Mariana Pajón subió las escaleras en busca de la rampa de salida. Detrás de ella iban Laura Smulders, Brooke Crain, Stefany Hernández, Alise Post, Elke Vanhoof, Manon Valentino y Yaroslava Bondarenko. Se acomodaron por cada carril, Mariana en el uno, en el primero y llegó la presentación. Cuando nombraron a Mariana, la tribuna estalló de júbilo y toda Colombia también. La emoción fue similar como una presentación de James, Falcao o Nairo.

Todas en el partidor. La tribuna en silencio para escuchar: “Raiders ready. Watch the gate…”, cuatro pitazos, rampa libre y como en las pruebas de velocidad del atletismo, escándalo total en la pista para ver a Mariana una vez más. En un esfuerzo más. En unos 120 pedalazos de gloria olímpica.

Y así fue, desde el primer salto, Mariana salió adelante, llegó a la primera curva primera y no cedió terreno. De nuevo todas las rivales sólo pudieron ver su rueda trasera y con autoridad, demostrando que es la mejor del mundo, Mariana Pajón Londoño se coronó campeona olímpica por segunda vez consecutiva. No tiene rival en el planeta. Es una fenómeno. Y es colombiana.

El bronce que repitió la película

Pero cuando parecía que el momento cumbre había llegado con el oro de Mariana. De forma paralela, las emociones entre los hombres también aumentaban con el pasar de las series semifinales. Carlos Mario Oquendo, la figura nacional, y Carlos Alberto Ramírez, el joven que sigue sus pasos. Los dos compartieron en el segundo heat.

En la primera manga llegaron tercero y cuarto. Ramírez tercero y Oquendo cuarto. En la segunda se repitió el resultado y parecía que los dos iban a estar en la final. Sin embargo, en la tercera manga Oquendo se cayó en la primera curva y quedó afuera. Ramírez siguió, pero también se fue al piso, ya en la última curva, como había varios por el suelo, Carlos Alberto se levantó y pasó quinto. Oquendo entró sexto. Ramírez se clasificó a la final y Oquendo quedó eliminado. En ese momento le pasó el relevo y su compañero lo recibió.

Luego de la gloria alcanzada por Mariana, 10 minutos después se vino la final masculina. Ramírez salió por el séptimo carril. Tuvo una largada lenta, pero con su pericia recortó camino en la primera curva y pasó al quinto lugar. Siguió ahí a la espera de otro recorte en curva, el plan era en la curva final para embalar y así fue. En la curva final cerró por dentro, controló y volvió a arrancar con su velocidad, entró mano a mano con el estadounidense Nicholas Long. Fotofinish.

La plataforma ubicó cuarto al colombiano, con el mismo tiempo de Long. Por eso los jueces tuvieron que revisar el video una y otra vez, mientras el paisa que corre por Bogotá aguardaba con ansias. Un par de minutos después salió la diferencia oficial: El tiempo del colombiano fue 35.517 y el del estadounidense 35.522. Cinco milésimas de segundo le dieron la medalla de bronce al colombiano.

Oro y bronce. La misma película de Londres-2012, con un nuevo protagonista. Con un nuevo actor principal, Carlos Alberto Ramírez, quien no sólo cumplió su sueño: también consiguió el objetivo de la delegación colombiana en los Juegos Olímpicos Río-2016: Igualar lo hecho en Londres en cuanto a cantidad de medallas, pero mejorando el color.

En territorio británico fue un oro, tres platas y cuatro bronces. Desde Río de Janeiro regresarán a Colombia con tres oros, dos platas y tres bronces. Objetivo cumplido, aunque falta recibir el bronce de Luis Javier Mosquera en pesas, que llegará en unas semanas.

Ingrit y Raúl. Medallista olímpica y entrenador. 2 vidas que se unieron a través de entrenamientos y competencias

Durante todo 2012, Armenia era el punto de encuentro secreto. Raúl cruzaba el alto de La Línea desde Ibagué. Ingrit viajaba desde Cali. Los fines de semana se encontraban en la Ciudad Milagro para compartir como pareja una relación que no era bien vista.

El entrenador de la Liga de Boxeo del Tolima, con la figura femenina de la Liga de Boxeo del Valle. No era normal que dos ‘rivales’ de eventos nacionales tuvieran una relación, y más un entrenador con una deportista y uno de ellos viviendo en Ibagué y otro en Cali. Por eso el inicio fue secreto.

Y no sólo eran rivales, también eran profesor y alumna. Porque en 2010 Raúl Ortiz se la jugó por el boxeo femenino, pidió permiso en la Federación Colombiana de Boxeo para hacer el primer Campeonato Nacional de Boxeo Femenino, pensando en los Juegos Suramericanos de Medellín y allí se empezó a conocer con Ingrit.

Por la iniciativa del ibaguereño, la Federación les dio la oportunidad a las mejores niñas del Nacional para ir a competir en el Suramericano, para ver qué podía pasar con ellas. Asignaron a Raúl como entrenador del equipo femenino y ahí estaba ella, claro, ahí estaba Ingrit Valencia, la mejor pugilista del país.

Ese fue tal vez el primer impacto de Raúl en Ingrit. El ibaguereño se la jugó y habló por el boxeo femenino. Y viajaron a Medellín, donde Colombia hizo historia como campeón de los Juegos y el boxeo femenino dio su aporte, un bronce de Ingrit. Allí empezó a abrir el camino, de la mano de Raúl.

Así se conocieron y empezaron a hablar. Era relación entrenador-alumna, pero sabían que había algo más. Se volvieron a encontrar para los Juegos Panamericanos de 2011 en Guadalajara, con medalla de plata para Ingrit. Siguieron abriendo puertas para el boxeo femenino aficionado de Colombia y también se abrían sus corazones.

En 2012 fueron al Mundial y empezaron a construir la relación de pareja. Ya tenían dos años de amistad, los dos estaban solos, ya se conocían como personas por las concentraciones, con sus valores, personalidades, formas de actuar y reaccionar. Por empezaron una relación a distancia con Armenia como el punto ‘clandestino’.

A veces Raúl viajaba a Cali o Ingrit iba a Ibagué. Ingrit decidió estudiar algo en Ibagué, la mejor excusa para viajar una vez por mes y ver a Raúl. Así creció la relación, por eso empezaron a pensar en formalizar la relación, pero el deporte que los unió, los separaba. Ingrit seguía con el Valle y Raúl como el entrenador del Tolima. Donde ya había formado el sueño olímpico de Óscar Escandón para Atenas-2004 y buscaba otra persona que tuviera ese sueño.

Fue así como Raúl le dijo a Ingrit: “Negra, organicémosnos, vengase para Ibagué, representa al Tolima y buscamos en este Ciclo Olímpico el sueño de ir a Rio-2016”. Luego de pensarlo unos días, hicieron el trámite legal con los clubes y las ligas. El 2 de febrero de 2013, Ingrit empacó sus cosas y viajó con Jhojan Estiven a la Ciudad Musical para iniciar una nueva vida.

La vida de pareja

Ya instalados en Ibagué, la vida fue diferente. Ingrit llegó de un departamento grande, de mucho apoyo, a uno pequeño, con dificultades y escaso presupuesto. Sin embargo, desde que Ingrit llegó, recibió todo el respaldo de Indeportes Tolima y lo retribuyó con triunfos y medallas. De hecho en 2014 ya fue la mejor Deportista del Tolima en la ceremonia de los periodistas Acord de la región.

Por eso la relación entre los dos se fortaleció, pues combina mucho el deporte, tienen la misma pasión, la afinidad por el boxeo. Raúl tiene el conocimiento como entrenador desde la academia e Ingrit a través de la experiencia en el cuadrilátero y sus estudios deportivos. Los dos se aportan mutuamente y en los entrenamientos con los pelaos del Tolima marcan un mejor horizonte.

Así comparten mucho tiempo, porque a Raúl le gusta ver a Ingrit en el gimnasio, que lo acompañe, verla sentada analizando los entrenamientos, hace sugerencias de movimientos, también salen a pasear, les gusta mucho la comida de mar, salen los tres, con Jhojan Estiven, salen a conocer municipios del Tolima y otras ciudades, es lo que les gusta.

También comparten otra pasión, el baile, pero tienen un problema. No toman licor, por eso deben buscar amigos que tomen licor para poder entrar a los bares de Ibagué, así los amigos toman y ellos bailan, porque la disciplina deportiva los llevó a no tener gusto por las bebidas alcohólicas, pero sí por el baile y por escuchar buena música.

“Tenemos una relación muy madura, dialogamos bastante, somos sinceros y sabemos que para sostener una buena relación todo radica en la comprensión, la honestidad, la fidelidad, el contarnos las cosas, lo que nos gusta y no nos gusta”, reconoce Raúl, el esposo y entrenador de la primera mujer boxeadora aficionada de Colombia que asistió y ganó medalla en los Juegos Olímpicos.

Nota periodistica: Equipo de Prensa COC-Coldeportes

Luis Javier Mosquera, le dio a Colombia la medalla de bronce en Olímpicos por doping del ruso Izzat Artykov

El pesista vallecaucano Luis Javier Mosquera, le dio a Colombia la medalla de bronce en la categoría de los 69 kilogramos luego de que los controles del Tribunal de Arbitraje Deportivo, TAS de los Juegos Olímpicos Río 2016, dieran a conocer el positivo a la estricnina, del ruso Izzat Artykov, quien había ocupado la tercera posición con un levantamiento de 339 kilogramos en el total olímpico de esta competencia habiendo alzado 1 kilo más que el colombiano.

En consecuencia el cuadro de medallería de esta competencia de los 69 kilogramos que en forma definitiva de la siguiente manera:

ORO CHN SHI Zhiyong 352
PLATA  TUR ISMAYILOV Daniyar 351
BRONCE  COL MOSQUERA LOZANO Luis Javier 338
CUARTO LUGAR MEX ROQUE MENDOZA Bredni 326

En boxeo olimpico Ingrit Valencia aseguró nueva medalla medalla para Colombia

Llegó a Río de Janeiro como la primera mujer colombiana en boxear en unos Juegos Olímpicos y con su compañero sentimental como su entrenador. Ahora, Ingrit Valencia puede pregonar que dos combates le bastaron para meterse en la fiesta de las medallas.

La colombiana de 27 años superó el martes por decisión unánime (3-0) a la tailandesa Peamwilai Laopeam en cuartos y avanzó a las semifinales de la división mosca, una instancia que le asegura al menos el bronce.

Laopeam había vencido en enero a la colombiana por decisión dividida en el Mundial de Astana, Kazajistán.

Valencia garantiza la presencia de su país por segunda vez en el podio del boxeo en Río, luego de la plata que atrapó Yuberjen Martínez en la división minimosca en la rama masculina.

Valencia, oriunda de Morales —en el departamento del Cauca_, había derrotado en su estreno a la centroafricana Judith Mbougnade por nocaut técnico en su estreno del viernes.

Ausente en el debut del boxeo olímpico de mujeres en Londres 2012, Colombia aseguró su presencia en Río en la rama femenina gracias al boleto logrado por Valencia en un torneo clasificatorio realizado en Buenos Aires en marzo.

Esa clasificación sucedió seis años después de haber conocido en el deporte a Raúl Ortiz, quien a la postre se convirtió en su entrenador y pareja. Ambos tienen un hijo de 10 años.

Valencia tiene ocho años de experiencia y entre sus logros figura el bronce conseguido en los pesos mosca en los Panamericanos de Toronto el año pasado.

Valencia desplegó su técnica desde el campanazo inicial para robarse la iniciativa y la distancia ante una rival de mayor estatura y alcance, que no supo contrarrestar los golpes rectos de la colombianas.

Tras un primer asalto cómodo, presionando, que ganó con relativa facilidad, Valencia disminuyó el ritmo en el segundo, pero se mantuvo al ataque, en que la tailandesa también conectó algunos golpes a la cara de la colombiana.

La colombiana retomó el control en el tercero, con jab y recto, y cuando iba en corta distancia ponía los ganchos, tanto de derecha como de izquierda.

En el cuarto, Valencia no cedió el control y siguió avanzando al tiempo que soltaba sus golpes ante una aturdida rival, pero en el último minuto bajó la presión y se dedicó a dejar correr el reloj, sin soltar el control.

Un juez anotó 40-36 y dos anotaron 39-37.

Valencia tomó desquite de la tailandesa que, tras un empate en el combate, se quedó con el fallo en el Campeonato Mundial, pelea celebrada el 21 de mayo pasado en Astana.

“Quería cobrarme la revancha y llevarme una medalla de oro. Ya se aseguró ahora vamos por el cupo a la final”, manifestó la joven zurda nacida en Morales (Cauca), al terminar el combate en el Pabellón Seis de Riocentro, centro de eventos ubicado al frente de la Villa Olímpica.

En la semifinal del jueves (2:15 p.m. hora de Brasil, 12:15 hora de Colombia), Valencia se medirá a la francesa Sarah Ourahmoune, que posterior a la pelea de la colombiana venció por decisión unánime a la kazaja Zhaina Shekerbekova.

La de Valencia, única mujer en el equipo, es la quinta medalla del boxeo colombiano en los Juegos Olímpicos y la segunda en Río de Janeiro. El domingo, Yuberjen Martínez (49 kilos) se convirtió en el primer medallista de plata en la historia de este deporte para el país.

“El triunfo de Yuber nos ayuda mucho y esto todavía no se ha acabado”, remató Valencia.

Colombia logra su segunda medalla de oro en Juegos Olímpicos con los saltos de gloria de Katerine Ibarguen

Este día fue inolvidable para Colombia, porque gracias al oro conquistado por Caterine Ibargüen en el salto triple, segundo en estos Juegos Olímpicos, se superó en medallas de oro y en las posiciones generales por países, lo conquistado en Londres 2012, cuando aún quedan siete días de competencias.

Además, la épica actuación de la atleta antioqueña cierra un día glorioso que había abierto el boxeador Yuberjen Martínez hacia el mediodía, con la conquista de su medalla de plata, en los 48 kilogramos, lo que elevó a cuatro preseas la conquista nacional en estos Juegos, luego del oro de Oscar Figueroa, en pesas, y Yuri Alvear, en judo.

Estadio lleno. 45.000 personas observando. El principal objetivo para ver era Usain Bolt. Se corría la prueba reina del atletismo, los 100 metros planos, pero al mismo tiempo, toda Colombia estaba expectante, algunos también por el jamaiquino, pero los más de 40 millones de colombianos esperaban el triple salto de la morocha que cautiva con su sonrisa.

En la víspera, la ‘negra’ había saltado con autoridad. Con un solo salto en la clasificación, de 14 metros con 51 centímetros, se instaló en la final, mientras otras rivales buscaban un cupo entre las 12 finalistas, entre el grupo que buscaría un lugar en el podio, aunque todas sabían que ella ya tenía un escalón por delante de todas. Era la favorita natural. Es la mejor del mundo, actual bicampeona orbital.

Una docena de atletas se presentaron para la final. Todas debían saltar y la última en hacerlo era ella. La favorita. La número uno del mundo. El sistema de competencia ordena tres saltos iniciales y cuando todas cumplen con esa cifra, hacen un corte. Cuatro quedan afuera y ocho entran a la disputa por las medallas, con tres saltos más, para seis en total.

Una a una fueron saltando. El primer gran registro fue de la estadounidense Keturah Orji, con 14 metros y 71 centímetros. Pero su saltó lo bajó la campeona olímpica de Londres, la kazaja Olga Rypakova. Y el tercer registro de la primera ronda de saltos fue para la colombiana, quien tuvo que esperar una semifinal paralela de Usain Bolt para emprender su carrera al salto. Una distancia de 14,65 metros la puso en la pelea por las medallas.

La segunda rueda no fue buena para sus rivales. Rypakova hizo 14,49 y Orji tuvo salto nulo. Eso lo aprovechó la antioqueña, que dio el primer golpe de autoridad, superó la barrera de los 15 metros por segunda vez en la temporada, saltó 15,03 y pasó a liderar la competencia. Se empezó a ganar el oro, cuando se venía el corte para seleccionar a las ocho mejores.

En el tercer intento de las 12, la que sacó chapa para estar en el podio fue la venezolana Yulimar Rojas, quien saltó 14,87 y pasó a escoltar a la hija de Apartadó. Rypakova hizo 14,52 y seguía tercera. La dueña de la sonrisa más famosa de Colombia fue la encargada de cerrar el corte con un 14,38, pero el 15,03 seguía mandando la parada.

A la final para los últimos tres saltos clasificaron la griega Paraskevi Papahristou, la israelí Nanna Knyazyeva, la portuguesa Patricia Mamona, la jamaiquina Kimberly Williams, la estadounidense Keturah Orji, la kazaja Olga Rypakova, la venezolana Yulimar Rojas y la bicampeona mundial colombiana, Caterine Ibargüen.

El cuarto salto, para las ocho finalistas comenzó con brincos normales, en el promedio de los tres iniciales, hasta que llegó el turno de Yulimar, la venezolana presionó a la colombiana porque saltó 14 metros con 98 centímetros y como estar bajo presión es la mejor motivación para la paisa, el oro se acercó aún más porque su salto marcó 15 metros y 17 centímetros, la mejor marca de la temporada en el triple salto.

Para el quinto intento, de la cuarta  a la octava todo siguió sin novedades y siempre se esperaban a las tres mejores: Rypakova, Rojas e Ibargüen. La kazaja mejoró un centímetro su marca: 14,74 metros. La venezolana se reportó con 14,66 y la colombiana mostró una gran performance con 14,76. Tres veces había superado el mejor registro de la defensora de la medalla de oro, Olga Rypakova.

Y el salto final llegó. Las cinco primeras en hacerlo, como fue costumbre, no la pusieron en riesgo. Rypakova no superó su mejor marca, por lo que se quedó con el bronce y dejó el duelo entre la venezolana y la colombiana. Yulimar Rojas saltó 14,95 y con ese resultado Caterine ya era oro. Ya era campeona olímpica, con un salto por cumplir.

Caterine tomó carrera, todo el estadio la observaba, mientras aguardaban por la salida de Bolt y compañía. La negra levantó sus brazos, empezó a aplaudir y todo el estadio la acompañó, en medio de las palmas emprendió la carrera, zancada tras zancada el público hizo más ruido, llegó a la tabla de batida, pisó en el espacio permitido, dio el primer salto, luego el segundo y en el tercero voló por la gloria, voló por el oro, registró 14,80 metros y con el 15,17 del cuarto intento se colgó la medalla. Se convirtió en la reina del atletismo colombiano.

Una vez más Caterine demostró que es la mejor del mundo. Completó un ciclo olímpico perfecto, con dos títulos mundiales, tres coronas de la Liga Diamante, oro en los Juegos Centroamericanos Veracruz-2014, oro en los Juegos Panamericanos Toronto-2015 y oro en los Juegos Olímpicos Rio-2016. No hay duda, es la mejor del mundo y es colombiana.